De sabios es reflexionar...



"Es muy peligroso, Frodo, cruzar la puerta", solía decirme. "Vas hacia el Camino, y si no cuidas tus pasos, no sabes hacia dónde te arrastrarán".

Frodo Bolsón, citando a su tío Bilbo.
El Señor de los Anillos. J.R.R. Tolkien

miércoles, 29 de noviembre de 2017

Roma, día 1. El diluvio.

Hoy retomo una vieja costumbre, que tenía descuidada, y que con mal criterio deseché de mi última escapada fuera de los límites de nuestra península, allá por las galias. Hoy vuelvo a escribir mi diario de viaje, con una pequeña salvedad, ya no es mi diario, ahora es nuestro diario.
La última vez que estuve en esta ciudad, no cumplí con una de sus más arraigadas costumbres, lanzar por encima del hombro una moneda en la fuente del dios Océano, esa que llaman de Trevi. Quizá por ello, quizá por el destino, quizá por una manifestación de tuertos que parece nos ha echado el ojo últimamente, este viaje se ha complicado más de lo que esperaba. Un esguince de tobillo a deshora de mi otra mitad, el primero en su currículum, ha hecho peligrar el viaje hasta el último momento. El hotel desde el que escribo lo reservamos...¡5 días antes de viajar! Quien me conoce...sabe que eso es impensable en mí. Gracias a las artes chamánicas de una buena fisio, a la que le debemos un helado y lo que pida, hemos podido coger hoy el avión, rehaciendo, retocando y adaptando la aventura a nuestra nueva invitada, la muleta (la de los cojos, no la de los toreros). Luego un duelo copero a horas intempestivas entre mi pueblo y mi equipo, y un diluvio constante en esta ciudad eterna, han hecho el día un poco más gris de lo imaginado, y un poco más cansado de lo previsto. Pero Roma siempre pone el resto, lo necesario para seguir caminando. El Pópolo, subir los escalones que tenía en la cuenta pendiente con Piazza di Spagna, Fontana de Trevi, Pantheon, Piazza Navona, Campo de Fiori, Piazza Venecia, Colosseo...y caminar con 4 piernas, que es como camino ahora, han hecho que las horas fueran segundos, y el diluvio, un simple chubasco sin importancia. Que unas piernas más cortitas que las mías, y con un tobillo que crece por momentos (de manera algo preocupante), hacen que mis pasos sean más ligeros...casi flotantes. Y hoy sí, sin mamparas, y con la Fontana rebosante de agua, la moneda voló y se zambulló. Roma ya no está en obras, parece. A descansar. Mañana tenemos una cita con Dios.

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