De sabios es reflexionar...



"Es muy peligroso, Frodo, cruzar la puerta", solía decirme. "Vas hacia el Camino, y si no cuidas tus pasos, no sabes hacia dónde te arrastrarán".

Frodo Bolsón, citando a su tío Bilbo.
El Señor de los Anillos. J.R.R. Tolkien

miércoles, 16 de marzo de 2011

Londres

Hoy hace exactamente un mes que amanecí por primera vez lejos de mi querida Península Ibérica. Hoy hace un mes y un día que por primera vez sufrí y a la vez disfruté de la extraña (y para mí, por la novedad, quizá, fascinante) experiencia de montar en un avión y abandonar este reducto de tierra rodeado por mar casi en su totalidad.
Hoy hace un mes y un día que pisé por primera vez suelo británico, que caminé por Londres, que ví con estos ojos aquello que había visto millones de veces a través del filtro de una pantalla.
Incontables fueron los kilómetros que recorrí por esa maravillosa ciudad, fascinantes las experiencias que allí viví, inexpresables los sentimientos que todo ello me generó.
El mero hecho de descubrir capacidades propias, de no ser un extraño en un lugar que jamás pisé, de sentirme vecino de toda la vida de gentes que nunca antes había conocido. Fue sólo una semana, pero ha sido una de las semanas más intensas de mi vida.
Descubrir otro mundo, otra cultura, que dentro de lo occidental, nos saca varios cuerpos en la carrera de la evolución socio-cultural.
Pisar los alrededores del Emirates Stadium, y regresar a antiguas disputas ibéricas por los colores de un equipo, al encontrarnos con unos aficionados no muy elegantes del F.C. Barcelona, ver perder al mismo equipo contra el Arsenal en el propio Londres, celebrarlo con unos cántabros que acababa de conocer hacía apenas unos segundos. Preocuparme hace pocos días por un japonés extraordinario que conocí en aquella preciosa semana.
Pasear bajo la lluvia por Hyde Park y Kensington Gardens. Contemplar como un niño las luces de Picadilly Circus, cenar en Chinatown, admirar la incalculable belleza del Big Ben por la noche y poder pasear a la orilla del Támesis de vuelta al albergue. Compartir unas exquisitas cervezas con mi mejor amigo en Morphet´s Arm (y con su genial novia, que no me olvido de ella!). Pasear como un chiquillo por los pasillos de museos increíbles.
Ser espectador de una interesante charla en Speaker´s corner un domingo por la mañana, y sentir sana envidia de esa libertad de expresión y de esa educación extrema en el intercambio de ideas, he de admitirlo, con la boca abierta.

Todo empezó con una comida en un Vips de Parquesur. Una de las comidas más provechosas que jamás he tenido en mi vida.
Y como dijo Terminator (te robo la frase amigo) volveré!
Gracias una y mil veces!!

No hay comentarios :

Publicar un comentario