De sabios es reflexionar...



"Es muy peligroso, Frodo, cruzar la puerta", solía decirme. "Vas hacia el Camino, y si no cuidas tus pasos, no sabes hacia dónde te arrastrarán".

Frodo Bolsón, citando a su tío Bilbo.
El Señor de los Anillos. J.R.R. Tolkien

jueves, 21 de octubre de 2010

Campo de la Estrella

Rúa do Vilar, Santiago de Compostela.
Esta canción está dedicada a la ciudad más especial del mundo entero...al menos para mí. Quizá no sea la más bonita, la más grande, ni la más vieja ni la más interesante...pero es la que más ha tocado mi corazón. Se lo merecía...Gracias, Santiago de Compostela.

Entre sombras y lluvias, bajo tus soportales,
se besan dos chiquillos, un par de colegiales,
mientras voy paseando por la Rúa do Vilar,
estas calles mojadas jamás las he de olvidar…


Esa mágica noche, escuchando a la tuna,
pelando con ellos por alguna tontuna,
mi guitarra compite con su alegre cantar,
esa plaza mojada jamás la he de olvidar…

Y aun recuerdo con fuerza cuando te conocí,
y corría alocado después de recorrer,
aquel largo camino y llegar hasta ti,
y postrarme en tumba, y dejarme caer…

Aun recuerdo aquel túnel , y el gaitero que allí,
regalaba sus notas al peregrino aquel
que llegaba a su encuentro, todo lo que viví,
aquel largo camino que sólo hice por Él…

Donde acaba el camino, allí te he de encontrar,
donde unen sus pasos, nuestros pies al llegar,
hasta tu nombre es bello, Campus Stellae
el campo de la estrella, que desde el cielo cae…
Tus piedras guardan vida, y hasta para el que no cree,
recorre tus rincones, y despierta su fe,
al olor del incienso deja su alma volar,
junto al botafumeiro quizá pueda encontrar…

Entre gotas de lluvia yo te ví amanecer,
aquellas nubes grises que no dejaban ver
un cielo soleado y quizá distraer,
mis sentidos, mi alma, y llegar a perder,
el tesoro que encierras, entre plata y metal,
el secreto que guardas, si es verdad me da igual,
yo se bien lo que siento cuando vuelvo a ti,
y aunque nadie me entienda, se bien lo que viví,

entre aquellas columnas, delante de tu altar,
me sentía pequeño, me sentía volar,
me sentía seguro, al calor de tu hogar,
me sentía querido, deseando abrazar,
a cualquier peregrino, sentado junto a mí,
a cualquier pequeñajo que pase por allí,
y mostrarle cariño, y dejarme llevar,
olvidar todo el odio y empeñarme en amar…

Donde acaba el camino, allí te he de encontrar,
donde unen sus pasos, nuestros pies al llegar,
hasta tu nombre es bello, Campus Stellae
el campo de la estrella, que desde el cielo cae…


Tus piedras guardan vida, y hasta para el que no cree,
recorre tus rincones, y despierta su fe,
al olor del incienso deja su alma volar,
junto al botafumeiro quizá pueda encontrar…

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