De sabios es reflexionar...



"Es muy peligroso, Frodo, cruzar la puerta", solía decirme. "Vas hacia el Camino, y si no cuidas tus pasos, no sabes hacia dónde te arrastrarán".

Frodo Bolsón, citando a su tío Bilbo.
El Señor de los Anillos. J.R.R. Tolkien

martes, 17 de julio de 2012

Lo prometido es deuda

Parece que nunca llegaría, parece que se me había olvidado...ya estamos en Julio, de hecho, ya hemos consumido más de la mitad de este caluroso y deprimente mes, deprimente porque lo estoy pasando integro en Madrid, caluroso...no es necesaria la explicación ¿no?
Por eso, hoy, 17 de Julio, martes, con este puñetero calor...quiero viajar, quiero recordar la ultima vez que salí de aquí..., la última vez que miré al cielo con miedo y esperanza...palabra que podría convertirse en la piedra angular de esta entrada...
Recuerdo la noche que pasé en casa de mi hermano Juan Carlos...pero no el hermano de sangre...el otro, el de los buenos ratos, el de los viajes, las risas, los bailes, en fin...recuerdo esa noche...y como me sentí realmente hermano suyo, por lo bien que me trataron sus padres, mejor que a su propio hijo...(siento haber mancillado tu santuario con mi café y mi cigarrito...jejeje).
Recuerdo el viaje, la mañana del 5 de Abril, mirando constantemente al cielo...amenazando lluvia, con mayor descaro si cabe conforme nos acercábamos a Sevilla. Recuerdo el recuerdo...el recuerdo de ese año anterior, nefasto, pero que me permitió esperar con más ganas aún lo que me quedaba por descubrir esa noche del Jueves al Viernes...
Ese Jueves Santo fue jueves de incertidumbre, sin duda. De espera, de mirar constantemente la pagina de El Tiempo...de nervios.
Pero llegó.
¡Y cómo llegó! La Calle Larga se engalanó, y el cielo decidió que ya estaba bien de agua, que la espera había merecido la pena. Todo ese año de espera tuvo al fin recompensa, el mismo lugar, las mismas ganas (quizá más), y por fin vi asomar la cabeza de ese Caballo por la puerta de la Capilla de los Marineros...El sentimiento fue algo difícil de explicar...hay que vivirlo. Sólo diré que hay que verlo, la belleza de esos movimientos, el sentimiento de que algo importante, algo que se repite, pero algo único cada vez, está pasando justo delante de tus ojos. Emoción, sorpresa, agradecimiento, grandeza...todo en uno...como digo, difícil de explicar. 
Luego vino ella. La Esperanza, la de Triana, la más bella, la más majestuosa, en fin...única. Después...una noche inolvidable. Paseos por Sevilla, el Silencio del Gran Poder a su paso por el Postigo, el Gitano en la Encarnación, la Macarena en la Cuesta del Bacalao, el paso fugaz pero igualmente bello del Caballo y la Esperanza por el Baratillo...
Momentos que son oro, momentos fugaces y eternos...que nunca podré borrar, ni de mi pupila, ni de mi recuerdo, ni de mi corazón.
En fin...sólo puedo agradecer a todos los que lo hicieron posible...primero, al que está ahí arriba, que cortó el grifo del agua, para que todos pudiéramos contemplar su paso en esa noche especial de luna llena, para que todos pudiéramos acompañarle en esa noche tan complicada y a la vez tan hermosa. Segundo, a la que considero ya mi segunda familia en Sevilla, por acogerme como si fuese uno más, por hacerme reír, por darme tan bien de comer, por compartir conmigo su alegría. Tercero, a Rebe, compartir las cosas bellas con los amigos, las convierten en más bellas aún.
Y por último, obviamente, a mi amigo, a mi hermano, a mi ordenadito...sabes que sin ti, esto no hubiese sido posible...como te dije aquella noche...ahora...¿cómo narices te devuelvo yo todo esto?
GRACIAS

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