Hoy sí, amanecimos tardísimo, hotel en la misma estación, ventajas y desventajas, estás lejos del centro, pero no pierdes los trenes ni queriendo. Y así nos despedimos con tristeza del cuento, de la magia y las hadas de los canales de Brujas, y a las 11 el tren ya nos llevaba a una cita con la historia...y más belleza. Gante, donde vino a nacer nuestro emperador más internacional y conocido, Carlos I de España, V para el Sacro Imperio Germánico. Ciertamente hoy sólo queda un pequeño vestigio del palacio donde nació, pero yo que soy meticuloso y algo friki, cierro un círculo a la inversa, tras visitar su última morada en Yuste, visito la primera en Flandes. Y el resto de la ciudad...más encanto, más belleza, reflejos de 3 torres que compiten en altura y belleza en las aguas del río Lys. Siendo justos, es cierto que Gante no es Brujas, no es un cuento de hadas en cada callejón, pero es historia, es medievo y es belleza indudablemente. Y sus cervezas...a la altura de sus torres. He de decir que vine bien aconsejado, y aquí me han aconsejado más.
Y ahora, a dormir, que sólo queda un día.
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