De sabios es reflexionar...



"Es muy peligroso, Frodo, cruzar la puerta", solía decirme. "Vas hacia el Camino, y si no cuidas tus pasos, no sabes hacia dónde te arrastrarán".

Frodo Bolsón, citando a su tío Bilbo.
El Señor de los Anillos. J.R.R. Tolkien

lunes, 2 de agosto de 2010

En las fronteras de la cordura

Esta canción es un tanto indefinible, porque, como su nombre indica, está escrita en las fronteras de la cordura, ese lugar que todo el mundo teme, pero que en algún momento de la vida (algunos tenemos la suerte o la desgracia de visitarlo más a menudo de lo que nos gustaría), todo el mundo visita. Es un lugar en el cual nada es lo que debe ser, todo se confunde, la opinión más argumentada tiene una validez que dura un segundo, y la opinión más inverosímil se hace fuerte en la locura.
Un lugar de obligada visita, pero no para quedarse, sino para fortalecerse y regresar a la cordura ordinaria...un poco más loco.

En las fronteras de la cordura,

entre los vivos y la irrealidad,
la mente vuela, va disparada,
buscando un sitio donde agarrar.

Me vuelvo loco, ya no se nada,
suplico, muero, ¿Cuándo va a parar?,
esto me puede, todo me supera,
sólo un respiro, sólo una vez más.

Y miro, alrededor de mí,
ellos me miran, no dejan de reír,
son buitres negros, carroñas de alquitrán,
quieren que caiga, ¿es que nunca se irán?

En las fronteras de la cordura,
pierdo de vista la realidad,
pero me agarro con uñas y dientes ,
por más que empujen no me tirarán.

En la aduana del manicomio,
tienen mi nombre, esperando están,
y la camisa tienen preparada,
con sus correas, que asco me dan…

No necesito más que una mirada,
dame tu mano, vamos a volar
olvídate de este puto infierno,
tan solo quiero lo que tú me das.

No se si es mucho, quizá demasiado,
lo que si sé es que no quiero más,
tan sólo tú, tenerte a mi lado,
tan sólo quiero oírte respirar.

Tenerte, pegada aquí a mi piel,
no tengas miedo,¿ pero qué puedes perder?
tan solo quiero que confíes en mí,
tas solo quiero, ¡tenerte junto a mí!

En las fronteras de la cordura,
pierdo de vista la realidad,
pero te encuentro, dulce locura,
sentir sin sentido, hasta no poder más.

Y los cabrones del manicomio,
borran mi nombre, pero esperarán,
me vuelvo loco, soy el más cuerdo,
te tengo a mi lado, qué más me da.

En las fronteras de la locura,
gano de vista la libertad,
siendo tu esclavo, con tus cadenas,
el loco cuerdo vuelve a luchar.

Y los cabrones de mis demonios,
aunque no se rinden, de huelga se van,
por que no pueden, no acaban conmigo,
mientras quede algo, de eso que me das.

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