De sabios es reflexionar...



"Es muy peligroso, Frodo, cruzar la puerta", solía decirme. "Vas hacia el Camino, y si no cuidas tus pasos, no sabes hacia dónde te arrastrarán".

Frodo Bolsón, citando a su tío Bilbo.
El Señor de los Anillos. J.R.R. Tolkien

lunes, 2 de agosto de 2010

Pequeñas cosas verdes

Este es un poema y un regalo. Un regalo que he decidido hacer público, más que nada por compartir aquello que ha nacido de un sentimiento tan puro y tan bello. Espero que la dueña del poema (yo sólo soy el progenitor, no el dueño) se alegre de poder compartir con quien quiera leerlo aquello que alguien ha sentido por ella.
No espero que nadie comprenda el poema. a veces, las cosas más bellas son aquellas que no se comprenden, pero que emanan amor de manera inevitable. ¿Quién demonios entendió el Ulises de Joyce, y sin embargo, quíen se atrevería a dudar de que eso es arte?)

Un dedo, una mano, una caricia,
dos dedos, que se entrecruzan,
buscando anudar las palmas de las manos,
un leve roce, un sin querer, pero queriendo,
un juntarse y separarse mientras caminamos,
una pupila, rodeada de verde selva ardiendo,
ardiendo pero fría, llorando mientras nos separamos.

Un leve roce, dos labios que se buscan,
con frío, con miedo, con ansia de encontrarse,
soñando con no volver jamás a separarse,
y sin embargo están temblando,
alrededor del otro pasean, jugueteando,
quizá temen unirse de nuevo y marchitarse.

Un banco, un parque, una tarde de verano,
o casi, porque llueve,
pero las nubes parecen más bonitas, reflejadas en tus ojos,
una mano que se mueve,
buscando encontrar lejanos rincones que creía propios,
y que sin embargo no se acostumbra a saberlos ajenos,
de nuevo el roce tan leve,
creyendo, adivinando, deseando, qué será lo que siente el otro.

Y deprisa se va yendo, mágica tarde de verano,
tragicomedia, risas, lágrimas, quizá un beso robado,
aunque me consuelo en pensar que es regalado,
todavía soñaré con pequeñas cosas, soñar que es deseado,
soñar que no te has ido, que sigues a mi lado,
pero el reloj no para, acelera el condenado.

Al fin te vas, te pierdes con tus selvas,
llenas de agua, lluvias y malezas,
y siento que me voy contigo, entre ese verde perdido,
se queda aquí mi cuerpo, déjale dormido,
yo te sigo con mi espíritu, con mi alma enarbolada,
aún con miedos y señales, recuerdos de este duelo,
quiero que sea tuya, quiero que te la quedes,
no me sirve para nada, no tiene sitio para el vuelo,
si te llevas hoy tus selvas, donde anidarán mis sueños.

Cosas pequeñas , sin embargo, son las que me dan sustento,
un leve roce, una caricia, tus dedos buscando mis dedos,
esa tarde en ese banco, esas nubes celestiales,
reflejándose en tus ojos, encubriendo aquellos miedos,
que no me dejan dormir, que roban hoy los sueños, animales,
sin sus nidos, sin su selva, sin su vuelo, sin ese verde quedo.

Déjame ir contigo, a ese verde paraíso,
y perderme entre tus ojos,
y no regresar jamás al mundanal ruido,
a basuras y a despojos, en lo que me he convertido,
déjame contigo perdido,
déjame salir airoso, de este difícil cometido,
y perderme entre tus labios, y mientras me recojo,
me hago ovillo entre tus piernas,
y quedarme así dormido, escuchando tu silencio,
feliz de haber vivido…
a tu lado

No hay comentarios :

Publicar un comentario