De sabios es reflexionar...



"Es muy peligroso, Frodo, cruzar la puerta", solía decirme. "Vas hacia el Camino, y si no cuidas tus pasos, no sabes hacia dónde te arrastrarán".

Frodo Bolsón, citando a su tío Bilbo.
El Señor de los Anillos. J.R.R. Tolkien

jueves, 6 de noviembre de 2014

Scottish week, day 2. Edinburgh.

Hace poco menos de una hora, a traves de la ventana del pub donde he apurado los últimos tragos de mi pinta, veía fuegos artificiales en el cielo escocés.
Tal día como hoy,hace ya unos cuantos años, un tal Guy Fawkes quiso volar por los aires el parlamento inglés, le pillaron y le mataron. V de Vendetta, quizá les suene.
Y sí,contemplo extrañado como esta ciudad, otrora (o no tanto, si miramos al referéndum de hace 2 meses...) bastión de constantes luchas independentistas contra el imperio inglés, festeja fiesta tan británica.
Y después de esta reseña histórica, entramos en el día propiamente dicho. Amaneció brillante, con un cielo azul celeste (valga la redundancia) impropio de estas tierras. Tras solventar unas pequeñas cuestiones acerca de nuestro coche de alquiler, las cuales nos facilitarán bastante la vida mañana, hemos decidido comenzar la ruta por la New Town, a través de George St., no sin antes matar el hambre en nuestro querídisimo y reverenciado Pret A Manger. Tras recorrer brevemente esta zona más ostentosa, pero paradógicamente menos vistosa que la Old Town, nos hemos internado en Princess St., atravesando sus jardines, y llegando a la estatua de Sir Walter Scott, principal escritor escocés. Aquí hemos contemplado la primera sorpresa de tantas (espero) que nos deparará este viaje. Un cementerio en miniatura, colmado de cruces, lunas, estrellas o simplemente largueros de madera, tachonados con una amapola, en recuerdo a todos los caídos escoceses en las 45 guerras que han librado. Una mezcla de emoción, confusión y sobre todo, respeto, invaden a todo el que pase por ese lugar, o así debería ser.
Después de tan intenso momento, hemos cruzado hacia la Old Town para ver el Edimburgo de verdad, de vieja piedra, de closes, catedrales y castillos, de leyendas y de historia. Tomando la Royal Mile dirección norte, nos hemos detenido en la catedral de St. Gilles, bastante normal por fuera, una preciosidad en su interior. Tras deleitar la vista, y quien quiera o pueda, el espíritu, hemos continuado camino hasta el Edinburgh Castle. Como no podía ser de otro modo, domina toda la ciudad en todas direcciones, y se alza majestuoso en lo más alto de un viejo volcán extinto. Tras rendir honores a Sir William Wallace y el rey Robert the Bruce, hemos continuado nuestro camino a traves del Grass Market, para presentar nuestros respetos a otro héroe de la ciudad, el pequeño Bobby. Este perro vivió encima de la tumba de su dueño, vigilando día tras día su descanso eterno, hasta que la Parca también le reclamó para sí. Antes de parar a repostar fuerzas, una breve visita al National Museum of Scotland nos ha acercado un poco más a la Escocia medieval.
Tras degustar un extraño plato escocés, no del todo malo, tampoco del todo bueno (haggis le llaman, mezcla de pulmones, hígado y corazón de cordero), hemos retomado la Royal Mile direccion sur, hacia Holyrood, residencia oficial de la reina británica cuando decide subir al norte. Frente a este palacio, el parlamento escocés, edificio moderno y decepcionante como pocos en Edimburgo. Y tras él, los impresionantes riscos que conducen a Arthur sit.
Dejando atrás estos históricos lugares, hemos dirigido nuestros pasos, colina arriba, hasta lo más alto de Calton Hill, precioso mirador natural desde donde podemos encontrar las panorámicas más bellas de la ciudad. El sol ha puesto mucho de su parte, por qué no decirlo.
Por último, en pos de satisfacer mi lado filosófico, y mi compañero de fatigas, su insaciable lado futbolístico, hemos visitado la tumba de David Hume, en el Old Calton Cemetery, y tras un breve paseo, hemos admirado la dudosa belleza del Easter Stadium, casa del Hibernia Edinburgh, equipo de fútbol más afamado de la ciudad.
Tras esta última parada, regreso a la guarida para descansar, salida para cenar y pintear brevemente, y ahora, 0:20 horas, apagar la luz y dormir, que mañana atravesamos el corazón de las Highlands de parte a parte.
To be continued...

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